jueves, 25 de noviembre de 2010

Entre costuras

Vamos a contrastar matices, vamos a ser uno. Movámonos con el viento, ¿para qué ir a contracorriente, porqué saber qué hay más allá del mar? Derrochó tantas sonrisas que ahora le faltan las mismas vidas, para qué se habrá pasado la vida entre costuras, entre susurros, entre quereres y no poderes.

Lo banal que le agarró y le dejó a merced de la vida, de lo que no veía importante. Guardaba secretos en constelaciones que veía en los cielos... desde ventanas que no eran suyas. Me resbalo entre el espacio que sobra entre tu mirada y la mia, debería sumergirme en tus ojos para mostrarte que hay cosas que no se pueden explicar, que no se pueden ver. No hay búsqueda en vano, no hay vida más allá de ti que no conozca. Fuente, agua en vano, rutinas continuas y me convenció tu sonrisa. Y...







Las ganas que te quedan por seguir son las mías por amarte. Dame la mano, aún nos quedan tantos viajes de sueños, tantas maletas que hacer para no volver. No me regales más palabras vacías de esas que sabes que odio, puedo decirte tanto en un beso que callaría al mundo. Al mundo... al mundo callaría con un beso tuyo.



Vamos a callar al mundo

martes, 23 de noviembre de 2010

Son ellos o yo.

No la reconozco. Si no fuese por aquellos ojos grisáceos, y aquellos labios de sonrisa férrera y apretada, hubiese jurado que se trataba de otra persona.

Me miró como si no me conociese. Vi tantas cosas que cambiaron en apenas unos segundos que no tuve tiempo de preguntarle siquiera porqué. Fundamentos que creía inamovibles fueron vapuleados por otros más comunes. Ella era especial, yo la consideraba así, sobre todo por aquellos ideales que tanto la caracterizaban. Me destrozó comprender, asimilar y ver, que todo lo que había forjado en años se destrozaba en apenas instantes. ¿Como pudo haber cambiado en tan poco tiempo? ¿Como pudo haberse dejado de querer tanto?

La palabra se quedó alguna vez en un susurro, en un "no cambies nunca" y en una promesa. Ella sonrió, hace algunos años atrás, y agachó el rostro. "Ojalá la vida no me cambie".








No te reconozco.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Seda




Repaso sus líneas lentamente con esa mirada que tanto le gusta. Llego a percibir el nacimiento de una sonrisa entre sus dos mejillas sonrojadas, vergonzosas.

Se levanta agarrando con suavidad las sábanas y aprecio su piel cohibida en el frío, y yo quiero acanzarla y besarla, acunarla entre mis brazos con ese calor que sabe que puedo darle. Se contonea mirando hacia atrás, sabiendo que me deleito con cada curva de su cuerpo, con cada tonalidad de su piel que supera lo más realista de mis sueños. Su pelo largo, que tapa ínfimamente sus pechos firmes y ella me sonríe, pidiéndome que la busque y que la encuentre.

Como yo, como ella, me abalanzo y la quiero. Recorro sus curvas, me pierdo en su mirada de párpados cerrados y fríos. Oigo su leve murmullo, beso su cuello y me encuentro con su respiración agitada que me pide que la ame. Se muerde el labio inferior, noto la presión de sus dedos sobre la espalda y luego, el movimiento lento de sus caderas. El vaho de su boca como mi aire, como si no hubiese mañana.

La luz tenue de la tarde de invierno entra con suavidad entre mis desvaídas cortinas, se pasea por la estacia y por mis pensamientos. La ilumina a ella, a sus mejillas aún sonrojadas, a su ombligo que baja y sube en un vaivén desosegado, con dulzura.

Hay un último beso, una última caricia, pero quizás no haya otro mañana sin ella.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Y es...





...como levantarse tras haber soñado toda una noche con su recuerdo. Es como levantarse, sentir su dulce aroma. Girarte y observar la misma almohada que albergó sus sueños una vez, que parece que guarda incluso la forma de su cabeza. Una almohada vacía.

Es como caminar por la calle sola por los mismos lugares donde habías estado con él y agarraba tu mano. Sola esta vez, aprender a estar sin él. Es como olvidar la forma en la que me mirabas, la forma en la que sabía que nadie jamás me amaría como lo hiciste tú. Deja en mi aún esa huella que quiero tanto, esa huella que quizás hayas olvidado.

Sonríe, aunque esa sonrisa no sea para mi. Sonríe y ama, aunque ya ese beso no me pertenezca. Aunque ya esas tardes Aprender a no ver y a no recordar. Aprender que no estás.

Quizás es por ti que hoy se más. Quizás es por ti que hoy, aún, me cuesta olvidar estos dos años.


Te quiero.