viernes, 2 de diciembre de 2011




¿Que podrían haber sido Romeo y Julieta si no hubieran sido Romeo y Julieta?

Nadie se ha parado nunca a pensar en la maldad que albergaba el arte de Shakespeare; cualquier persona que se atreva a escribir acerca del poder destructivo del amor es poco consciente de lo que hace, y él lo era. Con su obra las expectativas del amor han alcanzado cifras demasiado altas, y quizás (casi) infinitas. Pero, ¿Y si Romeo realmente no dio su vida por amor, si no por egoísmo? ¿Y si él acabó con su existencia por el simple hecho de que vivir ya se le antojaba demasiado doloroso sin Julieta? Quizás no le apenaba su muerte, si no el dolor que su muerte provocaba en él. ¿Y si Julieta estaba con él simplemente por el morbo que le provocaba tales actos? Una mujer joven, adolescente, desafiando a poderosas familias de la bella Verona con el amor de un hombre que no le podría ofrecer nada más que noches de amor efímero y polvo de promesas. Sin embargo quien juega con fuego se quema, y quien juega a creer en el amor termina sumergido en él. Caprichos adolescentes y egoísmo hipócrita. Shakespeare hizo una buena recreación del amor actual; destructivo, siendo a su vez lo contrario al amor idealizado: altruismo y confianza ciega. ¿Que podrían haber sido Romeo y Julieta si no hubieran sido Romeo y Julieta? Quizás no buscaba escribir acerca de un amor puro, un amor que alcanza límites más allá de la comprensión; no, quizás buscaba escribir acerca de un amor verdadero: un amor liberado de altruismo, filantropía y sobre todo, necedad.

domingo, 27 de noviembre de 2011




Tranquilidad en estado puro.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Recuérdalo




Si alguna vez piensas en desistir, si alguna vez crees que no te quedan fuerzas, o que no merece la pena seguir... tan sólo te pido que recuerdes. Recuerda cómo nos conocimos, recuerda toda esa retahíla de casualidades. Recuérdame a mi.

Si alguna vez nos gritamos, si queremos decirnos cosas que realmente no sentimos, mírame a los ojos y recuerda que nunca habré mirado a nadie como te miro a ti. Recuerda, si crees que algo no va bien, que hay sonrisas que sólo nacen para ti. Si alguna vez crees que de verdad esto no puede salir bien, recuerda todos esos te quiero y todas esas promesas; recuerda que sabes que en ti veo todo lo que he esperado siempre de alguien y no había encontrado...hasta ahora.
Si alguna vez estás a punto de acabar con todo, a punto de estallar y de decir se acabó, recuerda que hay alguien que piensa en ti en cada momento, que tan sólo intenta hacerte sonreir, y que por encima de todo, te quiere.

Y si alguna vez dudas de mi, tan sólo recuerda todos estos días juntos. Recuerda esas canciones (in)oportunas en el coche llegando a mi casa "somos dos gotas de agua, que en el mar se han encontrado y al chocar han despertado al huracán que llevaban dentro..." y que sepas que quiero que aparques en la puerta del garaje porque odio despedirme de ti, y mucho más odio despedirme rápido.

Recuerda que me has hecho mejor persona, que me has hecho madurar, que te llevo siempre conmigo y... sobre todo, si alguna vez piensas que nada de lo que has hecho ha merecido la pena, si alguna vez crees que vale más el orgullo que darme un beso para solucionar algo, recuerda...





... que eres el único que me ha hecho la persona más feliz del mundo.




jueves, 14 de abril de 2011

No me quieras tanto





Hay cosas que no se pueden explicar, y otras que se pueden entender pero no prometer. Él me lo dijo una vez, que el corazón era ese gran extraño; ni la mente ni el alma. ¿Que porqué? ¿Tú conoces algo capaz de seguir funcionando aunque esté roto en mil pedazos? ¿Conoces algo que sea capaz de sufrir por una persona? Yo creo que una persona enamorada es lo más peligroso que existe, y no te hablo ya sólo del amor de una pareja, si no del amor que profesa un padre por un hijo, o el amor de unos amigos. Cuando quieres a alguien de verdad, eres capaz de perdonarlo todo (hasta cierto límite), ¿o crees que una madre va a renegar de su hijo por haber actuado mal? Ese amor puro perdona, es el amor que todo el mundo debería de poseer; el amor que sabe que somos humanos y que erramos, el amor que nos permite barrer toda frontera y salvarnos y, a la vez, matarnos poco a poco.

Quien no sabe amar de esas tres maneras, no sabe lo que es estar enamorado de verdad."

martes, 29 de marzo de 2011

Y lo que nos hace sonreir




Un rayo de sol que se cuela entre tus mejillas, la mirada profunda de un niño pequeño que absorbe la tuya. La brisa que acaricia tus brazos anhelantes de libertad; una sonrisa cómplice de un desconocido por la calle. El sonido de las olas del mar encerradas en el interior melancólico de una caracola, el tacto de la arena cálida entre los pies.

El peso de su cuerpo sobre el tuyo, el calor que desprende por ti. El roce de sus dedos. Las felicitaciones de tus padres por tus logros, el reconocimiento del esfuerzo. Salir, ver el sol, respirar profundamente. Un gesto de cariño. Un beso en la mano. Escuchar las historias que tus abuelos siempre te han querido contar, abrazarles hasta que a ti te duela el propio corazón.

Que las arrugas que enmarquen tu rostro el día de mañana sean de las sonrisas que jamás te acobardaste de guardar.

domingo, 20 de marzo de 2011

Giramos.




"Es un bucle infinito y acabas por no querer darte cuenta de las cosas. El sexo es el consuelo de aquellos que no alcanzan el amor, el cemento que tapa tus agujeros más superficiales. Pero por dentro se sigue estando vacío; el placer momentáneo no dura más que los minutos que tardas en recobrar el aliento.


Ella es libre y teme el compromiso, y tú quieres atarla"

lunes, 7 de marzo de 2011

Vámonos


La habitación siempre había olido más a ti que a mi. Siempre que duermes intento retratarte, a grandes rasgos, lo más superflúo y a la vez profundo de aquel momento. No te dibujo a ti, no intento captar tu esencia, si no la magia del momento. Tú duermes, yo te dibujo. El lápiz se desliza casi solo por la superficie incauta del papel blanco; traza líneas que hasta yo desconocía e incluso parece que poco a poco, en cada remanso de carbón se desdibuja la línea de la realidad y la ficción, la del sueño y la vigilia y queda tan sólo la magia de saber lo que yo sólo sé: que tú, mientras duermes, no puedes alcanzar a comprender lo que vibra a tu alrededor. La lámpara que proyecta la luz sobre tus facciones, quizás armonizándolas más o mostrándome la verdadera realidad tuya. Luego, el colchón más duro de lo que tú y yo esperábamos. Tu rostro se hunde entre la almohada, tu pelo juega entre mis dedos que a su vez, juegan a acariciarle. Vamos a jugar a querernos, vamos a jugar a que todo esto es real. Que cada abrazo que me das cada noche es de amor, que en estos días no existe otra mujer más que yo, que esas miradas que me regalas son reales. Vamos a jugar a que vivimos en una burbuja, que nadie puede cruzarla, que no hay responsabilidades más que la de hacer la cama, desvestirnos y subir la persiana para ver si allá fuera es de día. Vamos a jugar a que cada mañana que nos despertemos seamos uno, a que yo sea lo primero que quieras ver cada día el resto de las mañanas de tu vida. Vamos a creernos que nadie puede entrar en la habitación, que de puertas para afuera todo podría seguir igual que dentro de nuestras mantas. Voy a decirte que me importas, como si fuera verdad. Y yo me creeré tu mirada cómplice.

Sé que la puerta acabará abriéndose. Que voy a tener que despertar, y quizás a mi me cueste despertar porque ahora, cada noche, no necesito soñar si sé que abriendo los ojos te tengo a unos escasos centímetros de mi cuerpo. Ya no quiero soñar si sé que mi realidad superará a mi mundo onírico; si sé que alzando un brazo ya puedo rodear tu cintura, oler el maldito perfume que siempre te rodea fuera de la habitación, en mi rutina.

Agradecer el hecho de dibujar tus ojos cerrados y tus párpados fríos es mera representación de lo cínico. No quiero saber lo que se hunde en tus ojos oscuros, quizás soy demasiado vulnerable y demasiado cobarde como para atreverme a autoconvencerme de nuevo de que la puerta se abrirá en unas horas, y ya no jugaremos a nada. El movimiento acompasado de su respiración me revela y me ha revelado siempre la verdad: la realidad es aquella. Mientras él duerme, yo lo dibujo. No estoy enamorada de él, ni de sus ojos, ni del peso de su cuerpo ni de su calor. Yo ya lo sabía, era el momento. Por eso no lo dibujaba a él, si no a la magia de aquellos días; la realidad efímera que me mostraba mi pequeño arte, el pequeño dibujo de su rostro plácido. Todo es un sueño. Y a mi me va a costar depertarme porque llevo demasiadas noches sin dormir por miedo a que todo aquello se desvaneciera si me atreviese a cerrar los ojos. Pero él ya estaba dormido cuando yo empecé a replantearme si jugar estaba bien, y por eso mismo cuando la puerta se abra él abrirá los ojos y me verá como soy. Se levantará, cojerá la maleta y cruzará el portón sin pensar siquiera en lo que había pasado momentos antes, sin pensar siquiera si aquel sueño podía haber sido real.

Y aún cuando hayas marchado, la habitación seguirá oliendo más a ti que a mi.

lunes, 21 de febrero de 2011

Resignación



Cuando abrió los ojos, la paz se esfumó. El ruido seguía allí, rodeándole, afixiándole. Roce de vajillas, vapor, choque de cubiertos contra el suelo; la máquina del café.
Dejó la taza medio vacía, abandonando así aquel peso de más. Parpadeos. Suspiros. La puerta se abría, entraba gente riendo y cerrando paraguas tras de sí, comentando lo banal del tiempo, del clima, de aquel frío. Una mañana lluviosa más, una mañana más en Madrid, rodeada de aceras sumisas y de nubes transeúntes.
Un leve click lo sacó de su ensoñación. Las 11:20. Y quizás ella llegaba tarde, como siempre. Y si no hubiera sido como siempre, si todo hubiera sido de otra manera quizás aquella mañana no hubiera sido cotidiana, y él no estaría observando el poso del café sobre aquella mesa de mantel manchado. En una cafetería más, perdida en el centro de una metrópolis. El sudor frío de su frente le hizo recordar que llevaba el pantalón empapado, pero no le importó. ¿Cómo podía importarle aquella lluvia? Si él reparaba en ella, los demás tan sólo veían impedimentos. Agua sucia, agua de industria que llevaba recuerdos de escombros y de guerras pasadas. Y luego el amor, el amor de olvidarlo todo. El amor que hace que olvides tu rutina, tu vida, los miedos que te invadían. Ese amor que a todo el mundo llega, que te hace desentenderte de los porqués, de tus principios, de tus creencias más aférrimas. Ese amor que sabes que te destruye poco a poco, ese amor que llega cuando la puerta de la cafetería se abre lentamente y entra ella, con el pelo mojado, y con esa sonrisa que sabes que es suya y por la que valdría mas la muerte que la propia vida.

martes, 15 de febrero de 2011

A dónde irás

Cuando se quiso dar cuenta, el tiempo ya había borrado sus pasos. No supo si alegrarse, si correr hacia el horizonte sonriendo para volver a casa o si llorar, por no haberse dado cuenta de que él había desaparecido para siempre y ella no se había dado cuenta. Ya se lo dijeron alguna vez, en algún momento y en algún lugar de esos que nunca se llegan a recordar en el momento preciso: "No hay nada que el tiempo no cure".

¿Se encontraba ante el precipicio o ante la barca liviana que la llevaría a la otra orilla? Si encuentra salidas, andará siempre en espiral.¿Como sería aprender a vivir ahora sin él, sin su losa pesada? Si todo llega a ser oscuridad alguna vez en la vida, ¿cómo aceptarían los ojos de nuevo la luz? ¿Cuánto llegaría a cerrarse la pupila para que el brillo no acabara con la propia razón?

Dolía más la ausencia que el mismo tiempo que él había estado en ella. Era una victoria amarga, el vacío habia dejado una huella silenciosa en su subsconsciente y eterna... dolorosa. ¿Cómo podía llegar a ser la ausencia de algo malo y negativo sinónimo de dolor? ¿Quién le diría ahora que corriera, que no se marchitase pensando en todo lo que un día dejó atrás?





Lo venció. La huella en la arena desapareció. El miedo. ¿Qué haria ahora sin él, sin miedo? ¿Qué haría si estuviera ante un gran precicipio? Sin el miedo que la había acompañado durante toda su vida, ¿se atrevería a saltar? ¿No tener miedo sería sinónimo de desinterés hacia todo, hacia la propia vida?



O sin embargo, ¿no tener miedo significaría abandonarlo todo por un ideal? ¿Por ti?

lunes, 24 de enero de 2011

Son tus ojos.

O quizás sea tu pecho cálido, tu leve respiración. Cuando apoyo la cabeza sobre tu pecho, y escucho tus latidos a la perfección, intento aminorar el paso rápido del mio. Intento tranquilizarme, pero la respiración se me agita, como queriendo desvelarte un secreto del que yo me avergüenzo.



Eres mi paz cuando reina el silencio. El simple hecho de que permanezcas a mi lado me da la total seguridad de que todo está bien, de que esos fantasmas que me oprimen la garganta cuando tu no estás no son más que invenciones del tiempo que perdimos pensando en el que dirán.

sábado, 22 de enero de 2011

Presente, pasado, futuro.




Quizás pasen los meses y me de cuenta de que no debería quedarme aquí, de que mis años de buena suerte ya han pasado.

A veces se piensa que hacer algo es lo mejor; pocas personas hacen las cosas con buena intención. Contra más bueno se es, las cosas salen peor. Y esto es ley de vida, ley de todos.

Yo me seguiré quedando con el hecho de que alguna vez viniste a verme expresamente a mí. Porque me querías (o te interesaba)o porque te importaba. Y de ti guardaré esos recuerdos de tardes enteras comiendo porquerías, viendo películas y otras tonterías que nos entretuviesen, que me lo contabas todo y yo callaba como quien escucha en misa.


Y yo seguiré aquí. Esperando. Hasta que me salgan las alas por inercia y tenga que irme, quiera o quiera.

martes, 18 de enero de 2011

Somos como aquellas personas a las que odiamos: contradicciones

¿No sientes que el paso del tiempo es demasiado rápido cuando caminas a paso lento, a ritmo pausado, por esas playas que tanto nos trajeron un día sus olas?

Son brisas, sueños quizás. Hecho de menos ,tal vez, el peso de tu mano sobre la mía. Y serán cosas tan simples, tan "sin quererlas", que todo se nos echó encima. Hubo quizás demasiado tiempo, demasiadas pausas, un demasiado quizás. ¿Sería la duda, tal vez?

Los cobardes no quieren pensar y temen la almohada de sus noches. Y yo que quiero enfrentarme hoy a las propias letras, a mi propia razón. ¿Hago bien siguiendo el rumbo del corazón? Y lo que daría por no encontrar en la miel de otros recuerdos de tus besos... lo que daría por no besar y pensar que, al abrir los ojos, me encontraré con esa mirada tan profunda, con esos ojos tan negros de indiferencia perdida que me invaden... esos ojos que hacen que no sea yo.








Somos aires. Tramas entrelazadas inacabadas. Pinceles con pintura seca, olvidados. ¿Hasta cuanto aguantará, hasta cuanto te podré esperar?

miércoles, 12 de enero de 2011

¿No hay vuelta atrás?

No se si alguna vez te lo dije. Me pone nervioso tu andar, lento y ruidoso cuando estás triste y, alocado, mermado y silencioso cuando te inunda la alegría. No se si te dije alguna vez que me parte el corazón verte llegar, oir la llave girando en tu puerta y saber que esa lentitud no es buena señal. El sonido de tus tacones ruidosos en las losas del salón. Se que te ha ido mal, no me quieres mirar a los ojos, pero noto como una leve sombra de preoupación asoma en ellos. Ganas de gritar, de saltar, de decirle a tu pequeño mundo que ya está bien, que ya te has hecho demasiado daño, que tu corazón no puede más.

Apenas oigo como te quitas lentamente las medias con carrerillas en tu habitacion, como dejas caer suave la falda que te pusiste con la más dulce intención. No te estoy viendo, pero se que ahora mismo estas a tres metros, detrás de una pared insalvable, quizás con un nudo tan grande en la garganta que ni te permite llorar. Quizás, hecha un ovillo en la cama, ahora mismo te estás comiendo las ganas de decirle al mundo que pare, que todo es una locura, que deje de jugar contigo, ¡que ya está bien!. Y yo aquí, a tres metros de ti, tras la pared, sabiendo que en ese mundo tuyo hay mucho más de lo que me dejas ver. No dejarás abrir ese pomo, no me dejarás. Hoy, cuando te he visto entrar por la puerta, cuando has dejado caer el bolso sobre la mesa, he sabido que la vida te ha podido un poco más hoy. Pido que no dejes de desear, que no dejes de querer seguir suspirando.

El nudo se va haciendo más y más grande. Ahora quizás hayas cerrado los ojos por un momento y hayas querido ver las cosas de otro modo. ¿Y sabes qué? Yo haría que el mundo parase por un momento. Estrellaría el brillo cansado de tus ojos contra los míos. Yo haría que el maquillaje pareciera cosa de otro día y sobre todo, te quitaría las medias tan lentamente que ni las carrerillas que apareciesen en ellas te ganarían en la batalla. Te quiero cerrar los ojos, taparte la boca de una vez y que sepas, que sepas... que nada está perdido.






Que nada está perdido mientras sigas viviendo.

miércoles, 5 de enero de 2011

Un poco más...


...de eso. De aquello. Un poco más de lo que guardas con recelo. Ya sabes, lento, muy lento... y dulce. Que casi te abraza, rodea todo lo que eres y te sientes protegido, inmune a todo. Sonrisas, caricias, sin ataduras.

Cerrar los ojos. Si, como eso que se suele decir... ojos que no ven, corazón que no siente. Si te beso, con los ojos cerrados, puede que ya no esté tan mal. Si me dejo llevar, si dejo que pasen las estaciones a tu lado, que el tiempo se quede y con él, el mundo. No hablas de amor eterno, no hablo de amor libre.








Hablo del refugio de unos versos, de un instante. Recójelo, guárdame y bésame. No siento nada, tú tampoco deberías. Si dejas que pase el tiempo, tal vez estas noches vacías sirvan para curar los vacíos del corazón que no deseo llenar ni de ti... ni de mi.

domingo, 2 de enero de 2011

Dime como hacerlo.



Porque ya no se como seguir.