sábado, 14 de agosto de 2010

Mi paso del tiempo




"Yo no tengo edad" Me dijo "Yo jamás crecí. Yo jamás noté el pasar de los años, ni como mis propios pies echaron raíces en estas tierras. Yo jamás crecí. ¿Ves estas arrugas, esta piel caida bajo mis ojos y bajo mi boca? Son tan sólo señales del tiempo, señales tan superficiales e imprecisas sobre mi propio existir. ¿Quién se cree que es para marcar el ritmo de mi propia vida, ese dichoso tiempo? No, no. ¿Acaso podrías decirme con exactitud qué edad tiene esa roca agrietada de ahí? ¿Podrías decirme cuanto tiempo lleva en ese lugar? ¿Y el agua que bebes ahora? ¿Sabes quizás por dónde habrá pasado, cuando nació? ¿Y las nubes, las estrellas? Nada marca el paso del tiempo. Yo existo, simplemente existo, no hay tiempo ni lugar que detenga mi existencia. Incluso cuando yo muera y mi energía pase a ser parte del mundo de nuevo, mil moléculas de mi cuerpo quedarán en los pequeños vientres de mis bacterias descomponedoras. Incluso cuando yo muera, incluso cuando mis arrugas se borren con el viento fúnebre, yo seguiré existiendo si hay alguien que aún fuese capaz de recordarme. Nunca moriré mientras haya una persona en el mundo que guarde un recuerdo de mí, que el tiempo jamás haya sido capaz de borrar de su mente el recuerdo de mi cara, o de mi sonrisa. El tiempo, amigo, se dice de él que es poderoso. Que es fuerte. Inamovible. Yo te digo que no hay nada más poderoso que la mente humana, y ese corazón que llevas en el pecho."

No hay comentarios: