jueves, 16 de diciembre de 2010



Ella. Tan sólo ella, libre, inmaterial, tan pura. Liviana, pesada y amable, acorde con la vida y estridente en mis venas. Choques de realidades, roce suave del agua, mi yo, mi ella. Cae la noche, recorre el hierro frío y la luna la busca, al igual que la busco yo y la buscaré.

Amores platónicos. Ella. Desesperanza en lluvia, esa humedad que cala, ese frío que te hunde, que no eres tú, que no es el mundo. Leve, baja, susurra, inalcanzable. Nívea, invencible, cansada y astuta, resuelta y libre en cada esquina. Libre. Te quiero libre, la quieres ansiar. La quieres dentro de ti, de tu pecho, quieres afixiarla y ahogarla, dejarla en un último aliento. Se desvanece, transparencia entre mis dedos. La amo, la amo. Pero te necesito para hallarla. Sin ti es imposible, sin ti se me escapa ella y con ella la vida. Cerca de la nada, encontrada o perdida. Ella.


La felicidad

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